Coaches como Facilitadores de cambio

Hablar de creencias es como hablar de la mafia. Todo el mundo sabe que existe, y  sabe que tiene influencias determinantes en la vida social, económica y política de los países y de sus habitantes; tiene información aunque a veces muy precisa de cómo opera, quiénes son y nadie al parecer tiene pruebas para afirmarlo. Es una realidad absoluta y relativa a la vez… ¡vaya que paradoja! Sin embargo, a pesar de toda esta información disponible,  sobre ella hay un velo de misterio y una visión a veces mítica que la convierte en algo apasionante.

En mi surge una pregunta básica e ingenua, si todos sabemos quiénes son, qué hacen y donde están ¿Qué impide acabar con esta práctica de forma definitiva? Cambiar la realidad de la mafia desde sus raíces, es muy difícil o imposible, debido a que esta agrupación se ha consustanciado tanto con la vida cotidiana a todos los niveles que diferenciarla e intervenirla se hace prácticamente quimérico o al menos muy delicado.

En algunos casos se pueden identificar, desmantelar y corregir las actividades,  desmontando la influencia de la mafia, devolviendo de esta manera funcionalidad al sector particular que controlaba. Sin embargo, la complejidad de la sociedad impide que el control de la mafia sea en el 100% del cuerpo social. La mafia seguirá operando en otros sectores, a veces más discretamente, modificando su esquema de operaciones por los cambios ocurridos, por consiguiente, allí seguirá.

Hay tesis de sociólogos y politólogos, los cuales afirman que antes su poder y capacidad de adaptación, lo que hay que hacer es buscar que estas agrupaciones y sus actividades se incorporen poco a poco a la legalidad para que desde el funcionamiento puedan ser “controladas” por el imperio de la ley. Es como si la sociedad dijera: “No te puedo acabar pues entonces te incorporo a la vida social pública  y uso lo funcional de tu actividad para beneficiar al cuerpo social y dentro de normas de convivencia” Casi de igual modo sucede con las creencias. Mientras más leo e investigo, más surge la pasión por el misterio y el milagro del funcionamiento neuropsicológico, subsistiendo todavía más allá de la comprensión humana.

Si hay algún tema que desde la realidad del Coaching deba ser desarrollado conceptual y metodológicamente es el tema de las creencias. Todo parte de allí y todo regresa a ese punto.

 Está claro que las creencias son adquiridas a través de la interacción con otras personas, a través de eventos o sucesos clave en la vida del individuo; por imitación o modelaje y también a través de la carga genética, aunque en un porcentaje mucho menor. Ahora bien, que hace que dos hermanos incluso gemelos, criados en el mismo entorno, por los mismo padres, bajo reglas y normas similares, tengan una estructura de valores, normas y creencias radicalmente opuestas.

Se sabe con certeza que nuestras creencias crean la llamada “percepción selectiva” que dirige nuestra atención y foco de interés. Así mismo, las creencias son utilizadas por nuestro cerebro para mantener un equilibrio sistémico u homeostasis. Entonces, qué factores en el filtrado y procesamiento de la información hace que eso suceda, cómo se forman las creencias y para qué sirven.

Existen filtros que limitan la experiencia de percepción de los seres humanos y estos filtros reductores de la realidad son neurofisiológicos y neuropsicológicos. Unos funcionan restringiendo la percepción neurológica a ciertos y determinado tipo de ondas y sustancias químicas, es decir, cualquier estímulo que no se procese por estas vías no forma parte de la construcción de la realidad Cerebral. Por otro lado, tenemos a los filtros psicológicos que se derivan de la capacidad del ser humano para captar y almacenar información sensorial de la experiencia externa o subjetiva y realizar interpretaciones de la misma. Esta capacidad permite al individuo otorgar significados, crear realidades subjetivas capaces de modelar o guiar la percepción de la “realidad” perceptual.

Toda la investigación de los neurobiólogos indica que al percibir la “realidad” y otorgar significados, el cerebro está más interesado en generar una realidad coherente con la información almacenada que reproducir la “realidad” percibida fielmente. Estas y otras informaciones de funcionamiento descubiertas por  científicos estudiosos del cerebro y el comportamiento humano, simplemente hablan de una realidad evidente “la complejidad del comportamiento humano”.

Wolfgang Hoffmann

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